En nuestro Valle de Aconcagua existe un tesoro que es difícil ver. Está escondido en los corazones de centenares de mujeres y hombres de bien que ejercen su labor silenciosa y benefactora desde los centros de Atención Primaria de Salud.

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Ellos y ellas constituyen el alma de lo que conocemos como Atención Primaria de Salud o APS, y que en nuestro Valle se materializa en la presencia de trece establecimientos denominados CESFAM o Centros de Salud Familiar. Estos lugares son conocidos también por ser el primer eslabón de la atención de salud, de acuerdo al Modelo instaurado y vigente, constituyéndose en el verdadero centro o base de la misma, al acoger a una enorme mayoría de la población.

En ellos se hace promoción de lo saludable, prevención de las enfermedades, atención del proceso contínuo de salud-enfermedad; controles de salud, rehabilitación integral cuando la enfermedad ya ha progresado y acompañamiento también cuando solo es posible entregar cuidados y paliar dolores o secuelas tardías. Desde nuestros CESFAM es posible coordinar también y gestionar las intervenciones de mayor complejidad en el tránsito de pacientes o usuarios/as por la Red de Salud; de tal forma de poder volver a acogerles una vez tratados para acompañar y controlarles durante todo el tiempo necesario.

La Atención Primaria se preocupa del devenir de la persona durante toda su vida, de todo su Ciclo Vital, dando importancia prioritaria a la atención de la niñez tomada desde su misma concepción biológica en el cuidado del embarazo; a los jóvenes, a los adultos y adultos mayores, cada uno con sus particularidades. Para todas estas necesidades existen estrategias y programas especiales que vienen a entregar acciones y prestaciones de salud muy efectivas y reconocidas por la población usuaria tales como Imágenes, Oftalmología, Odontología, Entrega de Alimentos y Fármacos y muchas otras, sin descuidar la tarea de estar permanentemente en contacto y trabajando siempre con la comunidad y para la comunidad.

No podemos omitir, en este tiempo que nos corresponde vivir, la enorme entrega y el esfuerzo que los equipos de APS han debido realizar desde los primeros momentos en que surgió la pandemia de COVID-19. La temprana instauración de estrategias de testeo, trazabilidad, aislamiento y de atenciones domiciliarias; las modificaciones en los flujos de atención y la reconversión de labores de numerosos funcionarios, los cuales han sido indispensables, sumando un muy exitoso proceso de vacunación que ha permitido protegernos de la mejor manera; todo lo anterior junto con las otras actividades y labores habituales, ya en franco proceso de reinstalación.

Quiera Dios que en este nuevo aniversario, con los valores de Alma Ata en su interior, la APS siga en su quehacer biopsicosocial, para beneficio de nuestras comunidades. Vaya nuestro saludo y reconocimiento para todos quienes se desempeñan en la APS de todas las comunas de Aconcagua, la región y del país.

 

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